Soy Cristina Peña, profesora e investigadora de la scuela de Ingeniería de Gipuzkoa (UPV/EHU).
Ya han pasado 20 años desde mi incorporación al grupo de investigación 'Materiales+Tecnologías' pero mi objetivo fundamental de desarrollar materiales más sostenibles no ha cambiado.
Por ello , considero muy importante la labor que se desarrolla en Ocean i3, en el que he participado en otras ediciones como tutora de alumnado que colaboraba en el proyecto con sus trabajos.
Este post viene al hilo de la próxima celebración el día 8 de junio del Día Mundial de los Océanos. Es un día importante para recordar la situación en la que se encuentran los mares y océanos ya que, como consecuencia de las actividades humanas, diversos factores están afectando de forma muy negativa a la calidad de las aguas y la biodiversidad marina. Uno de los más preocupantes es la contaminación por plásticos al que dedicaré este post.
Entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible se encuentra el número 14 dedicado íntegramente a la vida submarina. De hecho, en la meta 1 de dicho objetivo, se indica la necesidad de prevenir y reducir la contaminación marina de todo tipo.
Hay distintos factores que están generando impactos negativos en el mar, pero el caso de los plásticos ha encendido las alarmas del mundo científico tanto por la cantidad de este tipo de material que se encuentra en el mar como por los efectos dramáticos que generan.
Según los datos de Jambeck y col. (2015), anualmente llegan al mar entre 4,8 y 12,7 millones de
toneladas. Estos plásticos generan distintos efectos en la biodiversidad marina en función de su tamaño, forma y composición.
Así, por ejemplo, las redes a la deriva generan el efecto de pesca fantasma, y los plásticos de menor tamaño pueden ser ingeridos y generar problemas de desarrollo e incluso la muerte a numerosas especies.
Los plásticos en el mar se clasifican en función de su tamaño. La clasificación más habitual distingue los microplásticos, aquellos de tamaño menor a 5 mm, meso- (2,5-5 mm) y macroplásticos, con tamaño superior a 2,5 mm (Galgani y col. 2013). Su distribución en el mar depende tanto de los flujos de residuos que llegan como consecuencia de la población costera, como de la hidrodinámica y la geomorfología del mar (Sanchez-Vidal y col. 2018).
El estudio de la naturaleza de los residuos marinos y su distribución, así como el análisis de las dinámicas marinas son necesarios para identificar las fuentes, reducir los aportes y en definitiva, mejorar la calidad de las aguas de nuestras costas.
En un estudio recientemente publicado de la investigadora Amaia Mendoza, miembro del grupo ‘Materiales+Tecnologías’ de la Escuela de Ingeniería de Gipuzkoa, se han analizado los estudios científicos y las campañas que otros organismos han publicado sobre el estado de la costa del Golfo de Bizkaia en cuanto a presencia de microplásticos (Mendoza y col. 2020).
Este estudio, desarrollado con la colaboración de investigadoras de Azti, indica que el Golfo de Bizkaia es un área de acumulación media de microplásticos de tipo secundario en su mayoría cuyo origen fundamental son plásticos de mayor tamaño que por acción de los agentes a los que se enfrentan, se van degradando y generando materiales más frágiles que se fraccionan y generan partículas de plástico.
Las partículas de plástico se distribuyen en el mar en función de su densidad, encontrando por ello en superficie elevadas concentraciones de polietileno, polipropileno y poliestireno en forma de pellets, fragmentos de plásticos o fibras.
Las fibras son más abundantes aún en los fondos marinos, encontrándose tanto fibras naturales celulósicas como fibras sintéticas de poliéster, poliamida y acrílicas (Lusher y col. 2014).
En el artículo se pueden encontrar más datos sobre los tipos de residuos encontrados por distintos autores. Si bien todos estos datos son por supuesto muy relevantes, cabe destacar la urgencia de definir y consensuar metodología adecuada para la caracterización de los distintos compartimentos marinos ya que de otra forma no es posible la comparación entre resultados obtenidos por distintos autores, lo que sin duda dificulta la comprensión global del problema de los residuos marinos.
Para avanzar en esta línea es necesaria la innovación y la colaboración de personas expertas en distintas áreas, tal y como Ocean i3 está haciendo. Desde el conocimiento de las dinámicas marinas, el comportamiento de los materiales, su efecto en la biodiversidad, la identificación de las actividades económicas y en general de los factores antropogénicos que están contribuyendo al problema, los desarrollos técnicos que permitan su recogida y reciclado, y la transferencia de los resultados a la sociedad son fundamentales para reducir los impactos generados y mejorar en definitiva la calidad de los mares y la sostenibilidad del planeta.
Las referencias indicadas en el texto se encuentran recogidas en el artículo: Mendoza, J.L. Osa, O.C. Basurko, A. Rubio, M. Santos, J. Gago, F. Galgani, C. Peña-Rodriguez. Microplastics in the Bay of Biscay: An Overview. Marine Pollution Bulletin 154, 110996 (2020)
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